#voyeurdelmetro / Los viajes del ojo ‘2017-19
Con celular en mano y de forma furtiva, Paz ha capturado a lo largo de los últimos 3 años a una infinidad de usuarios del metro de la Ciudad de México en el proyecto Los viajes del ojo. En fotografías y videos digitales, recupera momentos íntimos y fugaces en un impulso constante por registrar los vestigios de la urbe en movimiento. Esto supone asumirse como parte de lo que mira y es mirado en un espacio donde, a pesar de cierta incomodidad, el intercambio visual es inevitable. Pero Paz no sólo lo asume como algo ineludible, sino que lo radicaliza habitando el lugar del voyeur, es decir, de aquel que obtiene placer en observar a otros sin su consentimiento. Esta acción es particularmente desafiante si se toma en cuenta que la realiza en espacios donde la mirada hegemónica es siempre masculina. Paz cambia de posición y trasciende el registro antropológico, demostrando que pueden existir otros tipos de voyeurismo y que es en el transitar visual de observar y ser observados como nos apropiamos del espacio público.
#Voyeurdelmetro es el hashtag con que las imágenes de este proyecto circulan en plataformas como Instagram y Facebook. Para esta exposición, Paz preparó una videoinstalación que muestra momentos clave de las relaciones voyeuristas que toman lugar en el metro. A través de una retroproyección, con vista por ambos lados, los visitantes son forzados a participar del mismo ejercicio.
Luis Vargas Santiago/Andrea Villers
Como parte de este proyecto, Paz ha construido imágenes fijas a partir de fragmentos de videos de celular. Al olvidar a la totalidad de usuarios en un vagón y recortar la edición a una persona o a un grupo de viajeros, las imágenes en movimiento que antes daban cuenta de experiencias múltiples se transforman en retratos íntimos de sujetos específicos.
El interés de Paz con estas fotografías imposibles o imperfectas es llamar la atención sobre cómo el movimiento es tanto un elemento sustancial de la percepción como del transcurrir del tiempo. Aunque observemos una escena estática, lo que siempre está en movimiento es el ojo.
CORRESPONDENCIAS 2007-13
Al ver una imagen fija suceden dos movimientos. El primero, nuestro ojo reconociéndola y el segundo nosotros, un movimiento intimo, un movimiento personal ante el signo, algo que nos permite leerlo, percibirlo desde nuestra subjetividad pero rotando, en un transito de subjetividades.
Exposición Cultura Colectiva 2017 / Curaduria Máximo González
Cultura Colectiva: ¿Cómo fotógrafa, ¿siempre se es voyeur?
Nirvana Paz: Las implicaciones del ser voyeur, estrictamente tienen relación a un disfrute sexual, si quitamos esa carga y sólo dejamos el placer, el goce por ver al otro, creo que si, mucho de la actividad de ser fotógrafo tiene que ver con un placer individual pues vemos lo que nos interesa, sin olvidar que lo que nos interesa es lo que somos, lo que nos define, en mas de un sentido.
CV¿Este papel de artista-voyeur es advertido por los fotografiados?, ¿cómo responden a esta mirada?
NP: Me alegra que hables de mirada mas que de visión. Se trata mucho mas que de solo ver al otro, en esta diferencia entre ver y mirar reside todo. Respecto a tu pregunta, no solo en este proyecto he advertido como, si bien muchas veces no se percatan de mi mirada sobre ellos, muchas otras si, sin embargo, no ha habido ninguna interpelación por ello, al contrario, de alguna manera se ha establecido un diálogo, de tan solo unos segundos, donde he sentido que me permiten seguir presenciando, seguir mirándolos.
CV: En un espacio público como el metro, ¿cómo se configura este juego de ver y ser visto?
NP: Un espacio publico como el metro esta pensado y planificado para que sea de transito, sin embargo hay una apropiación del espacio en donde momentos de intimidad se suceden, tantos cómo personas lo transitan, ese es el tema que realmente me interesa, mirar esos pequeños gestos que certifican nuestra existencia como individuos. Mas que tratarse de un trabajo sobre el metro ya que el metro resulta ser el escenario idóneo, para mirarnos y reconocernos tanto como para diferenciarnos. lo que en ese espacio sucede tiene que ver mas con procesos que han acompañado todo mi trabajo, la empatía y reconocimiento por medio de la imagen, ya sea fija o en movimiento, esto supone asumirme como parte de lo que miro y es mirado.
CV: ¿Cuáles son los límites de la intimidad que no se tocan en la fotografía?
NP: La fotografía siempre es una interpretación, por mas que nos parezca lo contrario. en este trabajo es fácil engañarse creyendo que lo que vemos, al ser un acto voyeur, es lo que realmente es. Sin embargo es sólo mi mirada sobre aquello que creo trascendente y habla de la intimidad del otro. Una creencia presentada como verdad, mi verdad. Tal vez, lo interesante es lo que sucede al ver los videos, la posición que tomas como espectador, ¿son estas imágenes un espejo?
CV: ¿Crees que existe un momento en que las personas (dentro del metro) pierden de vista que son observados?, ¿es ahí cuando aprovechas para esta serie?
NP: Sin duda! algo patente de este trabajo no es solo mi mirada, es el mar de ojos, en el que en una ciudad como esta navegamos, todos los días. Vemos a otros y somos vistos por cientos de miles. Detenerte a mirarlos con parsimoniosa calma es la diferencia, de ahí lo importante de hacerlo esta vez en video, el factor tiempo que una imagen fija no me permite, enriquece ese viaje del ojo.
De alguna manera es la misma calma de cuando te miras en el espejo.
CV: ¿Cómo definirías este encuentro entre los usuarios del metro y tú como voyeur?
NP: Antes que nada, me gustaría aclarar, que no busca construirse y menos aún instituirse como una mirada universalista o atemporal, finalmente me parece relevante que sea una mujer en la Ciudad de México la que esté haciendo esto. de ser vista a ver al otro hay un cambio importante, es relevante lo que soy y en donde estoy siéndolo. Todo esto sin duda determina los resultados, insisto, mi mirada no puede ser más que el reflejo de lo que soy.
CV: ¿hay algo erótico en ese instante?, ¿algo que se pueda entender como exhibicionista o dentro de alguna filia?
NP: Sin duda hay una sexualización de la mirada, la misma que nos permite tener vergüenza o culpa de algunas cosas que podemos ver o no, en mi caso no lo identifico de esta manera, aunque sin duda hay un vínculo importante con lo que en psicoanálisis se le llama pulsión esópica. donde el mirar es el objeto de deseo más que lo que se mira. lo que sí puedo decirte es que hay una importante dosis de excitación, de emoción y adrenalina cada vez que se que mi mirada estará registrada en un video, que estoy ahí, mirándolos, encuadrando la imagen, decidiendo el momento de inicio, cuando esperar, cuando adelantarme a lo que creo vendrá etc.
CV: ¿Qué es lo más extraño que has fotografiado dentro del metro?
NP: En tanto me miro en lo que miro, en este trabajo lo “raro” no me atrae tanto como aquello que por invisible me parece excepcional: una mirada, unas manos aburridas, un gesto desconcertado, una mujer apunto de llorar, el agotamiento de un hombre al final del día etc.
CV: ¿Tienes alguna respuesta memorable de alguien que se haya dado cuenta al ser fotografiado?
NP: Solo una vez se me acerco una chica, que me encantaría este leyendo esto, me pareció maravilloso su cuidado al acercarse a preguntar qué estaba haciendo. me vio mientras yo grababa a otro. le agradezco su interés y preocupación, su afán, como ella me lo dijo, de cuidarnos entre nosotros.
CV: ¿Cómo has mediado la presencia de una cámara entre los usuarios del metro?
NP: No hace mucho hice fotografías con mi cámara réflex en el metro, por muchos meses, una marcada diferencia, ahora, con el celular ha sido aún mas fácil, no es en absoluto intrusivo y aprovecho para ir escuchando música.
CV: ¿Por qué crees que en México nos congelamos ante ésta (la cámara)?
NP: Creo que, a mí, y muchos estarán de acuerdo conmigo, nos violenta mucho una cámara fotográfica, sin saber procedencia ni el fin que tendrá lo que con ella se registre. No tengo ningún reclamo ante la posible molestia de quienes grabo, lo entiendo. Estamos rodeados de cámaras de vigilancia y muchas otras variantes. En el mismo metro está grabándose nuestro transitar minuto a minuto. pero siempre habrá una diferencia entre grabar a alguien para burlarse o humillarlo en todos los medios que podemos hacerlo hoy en día, y por otro lado, buscar construir una narrativa de nuestra colectividad y sus múltiples rostros individuales.
NP: COMENTARIO FINAL: En una ciudad donde existen vagones separados para hombres y mujeres, la mirada se convierte no sólo en una curiosidad voyeur, sino también en una forma de nombrar a los individuos por sus particularidades y al mismo tiempo nombrarme yo, como mujer que transgrede y se posiciona como un ojo que nombra.